—Marta, ¿estás en casa? —preguntó
Julia.
Nadie respondió, habría salido. Dejó
el resguardo de la tienda de música sobre la mesa y se tiró sobre
el sofá. Vaya día más aburrido, encendió la tele para no sentirse
sola y fue a la cocina a por algo de picar, ¿habría algo
interesante en la tele? Comenzó a hacer zapping hasta
dar con The Avengers, ya tenía tiempo pero Tom Hiddleston era de sus
actores favoritos. Cuando quedaba poco para que la película acabase
Marta llegó. Julia se dio cuenta de que iba bastante arreglada.
—Uh, ¿a quién
has visto? —bromeó
—Al editor, si
tenemos suerte nos ayuda a publicar.
Julia se levantó
del sofá de golpe.
—¿¡En serio!?
Qué dices tía... ¿Es de verdad?
Marta afirmó con
una gran sonrisa. Si todo salía bien ganarían bastante dinero.
—Por cierto, esta
mañana llamaron preguntando por ti, era la voz de un chico.
—Pues no tengo
novio por si es lo que piensas. ¿Quién llamó?
—Ahora que lo
dices ni me fijé —sacó el móvil y buscó en las llamadas
realizadas— Aquí hay algo raro, el número... es tu número.
Julia cogió el
móvil y le dio a re-llamada, pero nadie lo cogió, volvió a llamar.
—¿Hola?
—¿Quién eres?
—preguntó
—¿Quién eres
tú? —preguntó la persona que estaba al otro lado del teléfono.
—La dueña del
teléfono con el que estás hablando. ¿Dónde estás?
—En mi casa, ¿tú?
—¿Esto es una
broma?
—No, que yo sepa.
—¿Puedes
devolverme el teléfono, por favor?
—Claro, es tuyo,
¿dónde quieres quedar?
—¿Cómo te
llamas?
—No importa, yo
sé quién eres, te podré reconocer.
Julia se quedó
pensativa, vaciló durante unos momentos.
—De acuerdo.
—Mañana a las
4:00 pm en el McDonals de Gangnam, buenas noches, Julia.
El teléfono colgó.
¿Por qué tanto misterio? Julia tenía un mal presentimiento. Miró
a Marta, que había escuchado toda la conversación, aquella voz les
sonaba pero todos saben que las voces suenan diferentes por teléfono,
muchas veces las había confundido con hombres o con niñas pequeñas
por el gracioso acento que tienen.
—¿Voy contigo?
—preguntó Marta.
—Marta, que esto
no es como en las pelis, que no voy a pagar un rescate, claro que
puedes venir. —Rió para romper el hielo.
Marta rió.
—¿Has cenado?
—No exactamente.
Comenzó a oler a
quemado, Ren corrió a la cocina y sacó la sartén del fuego, las
dos chuletas se estaban quemando. JR se acercó.
—¿Qué ha
pasado? —preguntó
—Al irte a hablar
por teléfono dejaste la cena desatendida.—Se quejó Ren.
—Era la dueña
del teléfono, hemos quedado mañana.
—¿Julia?
—Sí.
—¿Vas tú sólo?
—Hombre, tenemos
ensayo, va a ser saludarla y darle el móvil.
Ren miró a JR de
arriba a abajo.
—Te gustaría
verla de nuevo, ¿no?
Ren dio la media
vuelta a las chuletas para que se hicieran un poco por el otro lado.
—¿Por qué dices
eso?
—Se te ve en la
mirada.
—Creo que
deberías seguir con la cena, tengo cosas que hacer.
Ren se marchó
dejando a JR con las sartenes. Se marchó a su habitación y se sentó
en la cama, ahí estaba BaekHo escuchando música. ¿Era cierto que
quería verla? Miró sus uñas, el esmalte se estaba marchando,
suspiró, por ir no perdía nada. Comenzó a relajarse, casi se
dormía cuando JR abrió la puerta y avisó que la cena estaba hecha.