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Le invito a leer, pero espero que usted sepa que este blog es de fan fics y que algunos pueden ser de contenido homosexual, si no le gusta no lo lea. Gracias.

miércoles, 27 de junio de 2012

19 cartas para Luna.

[LunToria "19 cartas para Luna"]

Personajes:
·Luna [f(x)]
·Victoria [f(x)]
·Sulli [f(x)]
·¿?
EXTRAS: Donghae, Leeteuk, Jessica, Krystal, Eunhyuk, Amber.
Categoría: Drama.





Miré a mi alrededor, el vagón estaba casi vacío. Un hombre con tatuajes tribales discutía con una mujer, quizás su esposa. Observé el reloj, llegaba a punto. La puntualidad era algo me gustaba mucho, espero que Victoria haya llegado ya, no esperaré más de diez minutos. El megáfono se encendió anunciando la parada. Bajé del tren y caminé firmemente hacia la máquina de snacks. Me apoyé en ella. Han pasado tres minutos y no hay señal de que Vic esté aquí. Miré las puntas de mis desgastadas zapatillas, ¿y si Victoria estaba en la estación pero no tenía el valor suficiente para venir a verme? Me recogí el cabello en una pequeña coleta y emprendí su búsqueda. El lugar me recordaba a la película de Silent Hill, una estación desierta al aire libre y con un cielo encapotado por las nubes. Debía de estar alerta no vaya a ser que en vez de una de esas enfermeras endemoniadas de la película apareciera un atracador, no me gusta verme obligado a infligir daño a alguien, aunque sea en defensa propia. Recuerdo una vez estando con mi hermana que un grupo de chicas se habían metido en el baño femenino y habían empezado a hacerle preguntas muy molestas, yo entré porque ella tardaba y vi cómo una de ellas le tiraba del cabello. No me he perdonado aún el hecho de haberla empujado, podría haberle hecho mucho daño… Y eso sería un problema. Miré detrás de las columnas, Victoria era una chica delgadita, así que perfectamente podía estar escondida detrás de una y yo no darme cuenta, pero no había nadie. Han pasado siete minutos. ¿Por qué me haces esperar si es algo importante para ti? Realmente yo no pinto nada en esta historia, no fue mi problema, era el tuyo, querida Victoria, tú que nunca quisiste abrir los ojos, tú que creías que todo el mundo era bueno, tú que conociste el amor de la manera más inesperada, tú que estás llorando escondida en las escaleras. Escuché tu agitada respiración y me acerqué. Ahí estabas, derramando lágrimas. Sentimientos electrificados que hacen que tus párpados te escuezan y tus ojos derramen lágrimas para calmarlos. Era el peor sentimiento, la añoranza. Me siento a tu lado sin que apartes la mirada de una bolsa con muchos sobres y te abrazo delicadamente, idiota, deja de llorar, acabaré llorando a este paso.
-Hola.-Saludó.
-Pequeña Vic, ¿cuánto tiempo me ibas a hacer esperar?-Pregunté.
-No podía verte la cara.-Dijo aún sin mirarme-.Lo siento mucho, de verdad, no me esperaba esto de…
-Victoria, nadie se lo esperaba.
Tuve que interrumpirla antes de que mi corazón empezase a fragmentarse y mi alma a desvanecerse. Todo esto era muy duro para ambos. Yo simplemente era un extra al que le habían roto el corazón de la manera más macabra, pero ella era la afectada. Quizás yo saliera adelante, pero Victoria… Suspiré y miré la bolsa que agarraba con ímpetu.
-Supongo que te estarás preguntando qué hay en esta bolsa, ¿no?
-Tengo miedo de responder ya qué me responderás, pero sí.
Victoria se secó las lágrimas.
-Son cartas, cartas para Luna.-Suspiró costosamente.-Diecinueve cartas por su decimonoveno cumpleaños.
-¿Es eso lo que me ibas a dar?-Pregunté.
-Sí, me gustaría que las dejaras en… Ya sabes…
-No hace falta que hables, ya sé cuál es tu intención.
Victoria me dio la bolsa. Intenté verle la cara, pero su larga cabellera la tapaba. Me levanté de las escaleras y la miré por última vez.
-Adiós Victoria.-Me despedí.
-Adiós…
Subí al tren que acababa de llegar y me senté al lado de la ventana. No aparté la mirada de las escaleras hasta que el tren se puso en marcha. Me concentré en las cartas. Abrí la bolsa y cogí la primera. Las cartas estaban numeradas. Abrí el sobre y comencé a leer, leería una tras otra, como si fuera la historia de Luna.
“Querida Luna: (saludo que omitiré ya que leeré las cartas de tirón, como si fuera una sola carta)
Estaba en Doopies cuando recibí tu mensaje, querías verme, pero no sé para qué. Pagué el donut y salí de la pastelería. Caminé por una angosta calle para acortar el camino. Durante todo el trayecto pensé en qué me dirías. Decidí coger un taxi, no me gusta llegar tarde. Le dije al taxista a dónde me tenía que llevar. Llegué a los cinco minutos, tú ya estabas ahí. Era un restaurante familiar, al que fuimos una vez todas a comer. Me acerqué con mi mejor sonrisa y te saludé, tú me devolviste la sonrisa. “¿Qué tal?” Me preguntaste. “Bien, ¿y tú?” Contesté. Aquel fue el inicio de todo, o al menos eso pienso yo. Comenzamos a caminar por la acera, mirabas nerviosamente tu móvil, como si esperaras la llamada de alguien. Yo comía mi donut “Homer” con bastante hambre. Una vez terminé tiré la servilleta en un cubo de basura de la calle. “¿Qué te apetece hacer?” Preguntaste. “¿No querías decirme algo?” Murmuré. Te  sonrojarte, al principio no te entendí. Me cogiste de la mano y me besaste en la mejilla. “Creo que es algo que ya deberías saber” Me susurraste. En ese momento mi corazón dio un vuelco.-Guardé la primera carta, ya había llegado a mi destino. Bajé del tren y caminé hasta llegar a mi piso. Entré y me tumbé en el sofá, abrí la segunda carta-. Cada mañana  me regalabas otra sonrisa nueva, sonrisas que iban llenando mi corazón hasta satisfacer a mi alma. Luna, desde tu confesión he empezado a tener otra clase de sentimientos, emociones que nunca antes había sentido, ¿me los puedes explicar? Cada vez que te veo… No sé, es como si el mundo se parara menos tú y yo. Me sonríes y yo me evado llamando a Amber para una supuesta duda. Claro está que no tengo nada que preguntarle. -…- Sulli me ha llamado, quiere hablar conmigo, me ha dicho que eres suya, ¿suya? Luna… ¿Puedes explicármelo? Salí del baño enfadada, ¿qué estaba diciendo Sulli? No podía ser cierto. Te escribí un SMS, el cual nunca me respondiste. ¿Era cierto? ¿Tienes algo con Sulli? ¿Yo qué soy, un juguete, tu segunda opción? Fruncí los labios y me fui corriendo a los baños de la cafetería, donde rompería a llorar. “¿Hay alguien? ¿Te encuentras bien?” Preguntó SeoHyun. Me sequé las lágrimas y salí del baño. SeoHyun vio mis ojos rojos y su mirada se enterneció. “¿Qué te ha pasado, Victoria?” Preguntó. Su voz se tornó cálida. “El mundo es injusto” Me quejé. SeoHyun me abrazó.-…-No te atreves a mirarme y es algo que confirma mis sospechas. Me distraigo hablando con Krystal, ignorando cualquier mirada tuya(…)-…-Rozaste tu mano con la mía mientras esperábamos a que el camarero sirviera los cafés, ¿qué pretendes? “Victoria” Me llamaste. Te miré desinteresadamente. “Perdón, lo de Sulli fue un error” Te disculpaste. “Luna, no te tienes que disculpar por nada, tú y yo no somos pareja” Separé nuestras manos. ¿Qué estaba diciendo? Aunque no fuéramos pareja me hirió bastante, porque tú te me habías declarado y yo…  yo comenzaba a quererte. Tu felicidad era mi felicidad, yo quería que tú estuvieras bien, y aunque no estuvieras a mi lado yo estaría al lado tuyo por si me necesitaras como apoyo moral. -…- Volvías a sonreírme y a cogerme de la mano, volvías a compartir tus bocadillos conmigo, volvías a ser la de siempre y eso molestaba a Sulli. Aquello se había convertido en una competición y yo sé que ganaría, porque como ya dije, te quiero, y si quiero algo; nadie me lo quita.-…-Las semanas han transcurrido muy rápido, ¡Luna, se acerca tu cumpleaños! Cumplirás la mayoría de edad, qué guay… ¿no? No sé qué regalarte… ¡Ah, claro! Podría regalarte estas cartas/diario. Sería un regalo bastante personal, ¿no crees? Y creo que también sería bonito… Tengo que hablar con las chicas para organizarte el cumpleaños. Oh, espera, el teléfono está sonando. ¡Qué casualidad! Eres tú… -…- “Victoria” ¿La voz de Sulli? “¿Por qué tienes el móvil de Luna?” Pregunté mosqueada. “Victoria, ven, por favor, tengo miedo, no respira” El corazón se me paró de golpe, ¿a quién se refería? “Sulli…” Murmuré “¡Ven rápido!” Gritó agobiada. Colgué el teléfono y salí corriendo de mi casa con miedo a lo que me esperaba. Corrí descalza  por las aceras, no tuve tiempo ni de calzarme unas zapatillas. Los minutos eran oro y la vida de alguien la arena que se escurría entre mis dedos. Salí corriendo sin saber a dónde, colgué el teléfono sin preguntarle dónde estaba, me encontraba desesperada; Sulli llamó desde el móvil de Luna. Mi respiración se agitaba , miré hacia todos los lados, la ansiedad aumentaba. “¿Dónde estás?” Le mandé un mensaje. “En el Puente Banpo. DATE PRISA”  Guardé el móvil y seguí corriendo. Llegué pero no vi a Sulli. “¿¡Sulli!?” Grité desgarradoramente. Vi un coche aparcado y dos personas alrededor, una era una mujer que levantó la cabeza cuando grité. Sulli vino corriendo a donde me encontraba, me fijé en sus manos, ¿sangre? Empezó a tartamudear y a llorar descontroladamente. No llegaba a entender lo que me quería decir, sus palabras se cruzaban. Le pedí que se calmara, yo estaba aquí y nada le iba a ocurrir. Entonces habló: “No lo hice a propósito, perdóname unnie” El reloj llegó a las doce y se paró, nadie podría arreglarlo, la madera se humedeció con las lágrimas del cuco y los engranajes se bloquearon. Un sentimiento de pánico me impulsó a correr hacia el vehículo y… Ahí estabas tú, tumbada en el asfalto, con un reguero de sangre que salía de tu boca. El conductor llamaba a la ambulancia, estás al borde de la muerte, tu vida pende de un hilo. Caí de rodillas al lado de tu cuerpo sin poder creer lo que había ocurrido. Toqué tu mejilla, estaba fría. ¿Era nuestro último encuentro? “¿Por qué?” Murmuré. Sulli lloraba apoyada en el muro que daba hacia la cascada multicolor. “¿Por qué?” Tumbé mi cabeza sobre tu pecho y grité, mis lágrimas empapaban tu camisa. ¿Esto se había acabado? Me acerqué a tu rostro y rocé mis labios con los tuyos, no era para nada lo que yo había imaginado mi primer beso contigo. Esto era una despedida.-Aparté la mirada de la carta ya que unas lágrimas querían caer deliberadamente por mis mejillas, no iba a estropear algo que no era mío, Victoria no me había dado permiso para leerlas. Me levanté y miré la hora en el móvil, aún era temprano, podía seguir leyendo y llegar a tiempo para entregar las cartas. Serví vodka con gaseosa de limón y volví al sofá para terminar las cartas- ¿Sabes que es el vacío? Sientes que no hay nada, todo es de color negro. Cierro los ojos y me viene tu imagen a la mente. Ya no duermo por miedo a recordarte. Ahora que no estás todo es sombrío. El frío ha comenzado a azotar Seúl y tú no estás para abrazarme. En el hospital, aquella noche, una semana antes de tu cumpleaños;  mi mundo se derrumbó por completo, fue como si estallase la mayor cantidad de dinamita capaz de conseguirse, voló mi mundo y mis sueños. Ya no había esperanza. Krystal y Jessica han llegado, ambas lloraban. Se sentaron a mi lado en la sala de espera. La enfermera salió. “Se acabó, lo siento” Me mareé, las piernas me temblaban. Eunhyuk y Leeteuk llegaron a tiempo para cogerme antes de que me desmayara. Abrí los ojos en la sala de espera, Eunhyuk me miraba muy preocupado, Leeteuk bebía nerviosamente de su vaso con agua y Krystal se deshacía entre los brazos de su hermana. Me di cuenta de que Sulli estaba detrás de la pared, sentada en el suelo, aferrada a un rosario. Amber salió del baño con tiras de papel, sus ojos lucían rojizos. Se acercó a Krystal y le dio unas de las tiras, luego le dio otra a Sulli, la última la usó ella para secarse las lágrimas. “¿Estás mejor?” Me preguntó Eunhyuk. Pasé mis brazos por su cuello y le abracé. “Dime que esto es una pesadilla, por favor, dime que es una pesadilla” Eunhyuk me abrazó más fuerte aún. “Lo siento”-…-Luna, los chicos han venido a verte… Sunny, Siwon, Onew… Están todos, hoy eres tú la protagonista. Jessica eligió cuidadosamente tu último vestido. Eres la única que lleva un vestido bonito, los nuestros son de color negro, bastante sosos, ¿no crees? Me acerqué al cristal, ignoré los llantos de los que estaban aquí para despedirte. Rocé el cristal. “Saranghae” Susurré.-…-¿Quién te darás todas estas cartas? Aún te sigo escribiendo. Queda un día para tu cumpleaños. Ya  no tengo nada que contarte, ya lo sabes todo.-…-Feliz cumpleaños, Luna. Tú me has hecho conocer algo que nunca creí que sentiría, gracias unnie. Te quiero, Victoria.
Guardé la última carta en su sobre correspondiente y las agarré todas con un lazo rojo, así no se perderían. Suspiré. No sabía que hubiera sido algo tan triste… Fui a mi habitación y me vestí formalmente. Lavé mi cara y me peiné. Salí de casa con las cartas en mano. Antes de entrar al cementerio compré unas rosas blancas. Llegué al nicho y deposité las rosas en los jarrones. Me remangué los puños de la chaqueta y cavé un pequeño hoyo al lado de la tumba, donde enterraría las cartas, protegidas por una bolsa plástica; así cuando llueva no se mojarían. Tapé el hoyo y aplané la tierra hasta no dejar evidencias de que alguien ha estado rebuscando o ha enterrado algo. Me levanté con las manos manchadas de tierra y me coloqué en frente del nicho.
-Feliz cumpleaños Park Seon Young.
-No sabía que hubieras venido hoy.
-Donghae, es su cumpleaños, es cierto que nunca traté mucho con ella, pero tenía que darle algo.
-¿Kim HeeChul regalando algo?-Preguntó irónicamente.
Le miré fijamente, tenía signos de haber llorado.
-Kim HeeChul ha regalado el venir y mancharse las manos, entregando lo que Victoria había preparado desde hace tiempo.
Donghae pasó su brazo sobre mis hombros.
-¿Te apetece una cerveza?-Preguntó.
-Me lees la mente.
Caminé al mismo tiempo que Donghae, esto era algo que no se olvidaría, nos marcó a todos de una manera u otra, algunos más que a otros, pero teníamos que aprender a superarlo. Victoria había perdido a alguien para siempre, y a mí Sulli me había roto el corazón mediante las duras palabras de Victoria en aquella carta. Miré al cielo, respiré hondo y pensé en la cerveza que degustaría al lado de un gran amigo.