[Mir]
La temperatura aumentaba, espera, estamos en una caverna glacial, la
temperatura no podía aumentar. El corazón empezó a palpitarme rápida y
fuertemente. La respiración de Joon acariciaba mi yugular.
-¿Eres feliz?-Pregunté.
Se sorprendió.
-¿Cómo osas preguntarme eso, es que no me ves ahora?
Sonreí. El vaho empañaba el cristal.
-Sólo quería preguntar, creo que no es nada malo.
-Tú me haces feliz.
No le veía, pero sabía que estaba sonriendo como un niño, con esa carita de
ratoncito travieso que tiene.
-¿Podemos ir a ver a los monos? Si nos quedamos más tiempo alguien podría
vernos, y creo que no quieres que esto se convierta en cotilleo, ¿no?
-Por lo que me quiero ir de aquí es por el frío, no por el miedo a que nos
puedan ver.
Su voz temblaba un poco y su cuerpo empezaba a tiritar. Me reí suavemente.
-Si me resfriase tú me cuidarías.-Susurró.
-Sabes que no se me da cuidar de otro.
Besó mi hombro.
-Entonces te tendré que enseñar.
-Ngh, aquí no me metas mano.-Me quejé.
-¿Yo te meto mano?-Rió.
-Sí, siempre que puedes.
-Hum, está bien saberlo.
Vi reflejada su sonrisa en el cristal. Eché la cabeza hacia atrás,
apoyándome en su hombro.
-Vámonos, ahora es en serio, no quiero que te resfríes.
-Me gusta que te preocupes por mí, leoncito.-Me dio un beso en la mejilla.
-¿Leoncito?-Pregunté entre risas.
-Mmm… Sí, mi leoncito.
Reí a carcajadas.
-Vámonos.-Le cogí del brazo y le arrastré fuera de la caverna
Caminaba cogido de la mano de Joon, absorto en mis pensamientos, ignorando las
miradas que se dirigían hacia nosotros. Siempre pensaba sobre lo nuestro, quizás
demasiado. Miré a Joon, estaba saludando a una chica, probablemente una fan. Volví
a mirar hacia el suelo, mis pensamientos eran como las piedrecitas que iba
dejando a lo largo del camino, pensaba en algo pero luego lo dejaba aparcado
por otro pensamiento. ¿Y si no voy a estar siempre a su lado? ¿Y si en algún
momento de debilidad no sé afrontar la realidad? ¿Y si las tiernas palabras de
Joon se convierten en insultos y sus sonrisas en lágrimas? Tengo demasiadas
dudas y quizás esas dudas sean las causas de mis celos, quizás no esté
preparado para una relación. Nunca he sido muy delicado. Hablo sin pensar, sin
preocuparme por lo que puedan sentir los demás al respecto.
-Mir, ¿pasa algo?-Preguntó mientras me retiraba unos mechones de la cara.
-Ah, no, sólo pensaba…
-¿Te parece si compramos ya los billetes a Grecia?-Preguntó sonriente.
-Me encantaría.-Sonreí débilmente.
El sonido de un mono gritando desesperadamente me llamó la atención,
parecía que me gritaba “Eh, tú, ¡que estoy aquí!”
-¡Los monos!-Exclamé. Comencé a caminar rápidamente. A Joon le costó un
poco alcanzarme.
-¡Vaya! Al final has podido ver a lo monitos…
-¿Qué, lo dices en ese tono porque no nos vamos a ir del zoo ya? Te
recuerdo que acabamos de entrar.
-Pero hay que comprar los billetes.
-Ve tú.-Solté molesto.
-Uh, como quieras, cuando los compre te doy un toque.
-Pues vale.-Zanjé distraído por culpa de una cría de mono.
El mono empezó a bailar, lo que me producía risa. Me quedé absorto en los
graciosos movimientos del animal.
-¡Mira, Joon!-Me giré. Luego hinché los cachetes y suspiré. Es verdad, le
había echado como si fuera un cualquiera. Me apoyé sobre la barandilla, me
sentía como aplatanado, no tenía ganas de nada. La cría de mono me miró curioso
y me imitó, se sentó y apoyó la cabeza sobre sus pequeñas manos. Me hizo
gracia, pero en mi rostro no se esbozaba ninguna sonrisa. El animal me miró aún
más interesado, ¿me quería animar? Cerré los ojos e intenté descansar. De vez
en cuando escuchaba los grititos de la cría, que intentaba llamar mi atención.
Entreabrí el ojo derecho y la cría comenzó a saltar. Me reí.
Alguien me cogió de la cintura y me tapó los ojos.
-¡Sorpresa!-Apartó sus manos, yo me giré
y Joon me enseñó los dos pasajes.
-No has tardado mucho.-Dije.
-¿Preferías que tardase más?
-No, no ¡Déjame verlos!-Exclamé entusiasmado.
Joon me enseñó los billetes, en ellos figuraban nuestros nombres y nuestro
destino: Grecia. Mi corazón dio un vuelco y salté de alegría después de coger mi
pasaje. Era mi sueño materializado en una simple cartulina. Abracé a Joon.
-¡Gracias Joonie!-Exclamé-Y… perdón por lo de antes, soy un desagradecido.
-Tranquilo, eres el niño al que tengo que educar, no me molestará que hagas
algo, porque ya aprenderás la lección más adelante.
-¿Soy un niño?-Reí
-Sí, eres mi niño.-Cogió mi mano-.Guarda el pasaje, no lo vayas a perder,
eh.
-No lo perderé, nunca.-Sonreí.
Miré el pasaje, recorriendo con la vista cada letra y deteniéndome en la
fecha. ¿La próxima semana? Era demasiado temprano, ¿no? Bueno, si Joon cree que es una buena fecha
será por algo, ¿no? Sonreí y guardé el pasaje en el bolsillo interior de mi
chaqueta. Me esperaba una gran semana en la maravillosa Grecia.