[Mir]
Desperté entre los brazos de Joon, me incorporé y me llevé una mano a la cabeza, ¿tenía fiebre? Seguramente me pillé algo por dormir en el suelo. Tosí un rato largo, intenté tapar el sonido para que Joon no se despertara. Me levanté y me vestí, fui hacia el baño y me lavé la cara. Menudos pelos tenía, cogí el cepillo y me peiné algo para parecer persona. Caminé hasta la puerta de la cocina e intenté abrirla, se había vuelto a atascar, hice un poco de fuerza hasta conseguir desatascarla. ¿Qué podía preparar de desayuno? Unas tortitas estarían bien. Saqué los ingredientes y me puse manos a la obra. Al echar la levadura se levantó el polvo y me manchó la cara de blanco, genial, ahora parecía Casper, me limpié los ojos. Mientras las tortitas se hacían me asomé para ver si Joon había despertado. Estaba sentado bostezando.
-Buenos días.-Saludé.
Joon me buscó con la mirada.
-Buenos días.-Dijo somnoliento.
-Ahora te llevo el desayuno, ¿cuántas tortitas quieres?-Pregunté atentamente.
-Dos.-Respondió-.Y si puedes me gustaría un vaso de leche fría.
-A la orden.-Volví a la sartén con las tortitas.
Cuando estuvieron las tortitas saqué dos vasos y serví la leche, no sé si él prefiere la entera o semidesnatada, yo sólo tengo entera, aunque creo que era Seungho el que tomaba la semidesnatada. Coloqué todo en una bandeja y salí.
-¿Te ayudo?-Preguntó.
-No hace falta.-Respondí.
Dejé la bandeja en el suelo y me senté.
-Estás manchado de… ¿Harina?
-No, levadura.-Me reí.
Me pasé las manos por la cara intentando quitar los restos de levadura que se me habían quedado. Joon probó las tortitas.
-¡Están deliciosas!-Exclamó.
-Eso es porque las he hecho para ti.-Sonreí-¿Me dejas darte de comer?-Pregunté.
-Pero solo una vez.
Cogí el tenedor y con él corté un trozo de la tortita. Esperé a que Joon terminara de beber leche y le acerqué el tenedor a la boca.
-Es divertido, darte de comer.-Me reí.
-Pero ya está.-Respondió mientas me quitaba el tenedor.
-Oh, si me lo empezaba a pasar bien.
Me miró, soltó el tenedor y me acercó a él. Puso la palma de su mano en mi frente.
-Tienes algo de fiebre.
-Ah, ya, seguramente por dormir en el suelo.-Respondí.
Me examinó con la mirada y siguió comiendo.
-¿Quieres algo más?-Pregunté.
-Por ahora está bien.
Cogí mi vaso y bebí un poco. Joon se acercó y con una de las servilletas que le traje me limpió el bigote de nata que se me había quedado.
-Parecías un abuelete.-Se rió.
-Yo a tu edad…Tenía tu edad.-Imité la voz de un anciano.
-¿Quieres que me atragante?-Me dio un codazo.
Me reí más fuerte.
-Es que si me lo pones a tiro… Pues no voy a desaprovechar.-Respondí.
Joon terminó de comerse las tortitas.
-Estaban muy buenas, no sabía que supieras cocinar tan bien.
-Es lo que se aprende a hacer cuando uno vive solo.
Joon se lamió el labio inferior y se quedó pensativo.
-¿Sabes? He pensado en lo de Grecia y creo que sí me parece un buen destino.
-¿En serio?-Pregunté.
-Sí, en serio. Pero antes me gustaría que todos hiciéramos una acampada en algún lugar.
-Me parece bien.-Sonreí.
Cogí la bandeja.
-¿A dónde vas?-Preguntó curioso.
-A lavar todo esto, la suciedad no desaparece por arte de magia.
-Déjame ayudarte.-Se fue a levantar.
-Joon, estás desnudo, no creo que me vayas a ayudar mucho sin ropa.
-¿Y?
-Las personas normales se visten.
-Quejica… Ahora me visto, ¿te vale?
-Cuando hayas terminado yo habré finalizado mi tarea, además, tú eres el invitado, no debes hacer nada a no ser que yo te lo diga.
-¿Desde cuándo te comportas como alguien responsable?
-Es otra de las cosas que se aprenden viviendo solo.-Comenté-¿Qué te apetece hacer hoy?
Cerró los ojos y suspiró.
- No sé, lo que tú quieras siempre y cuando estemos juntos.
Sonreí.
-Vayamos al zoo, hace tiempo que no voy y me apetece bastante.
Se levantó con la manta atada a la cintura.
-Al zoo entonces.-Sonrió a la vez que se estiraba.
Recorrí cada centímetro de su torso con mi mirada.
-Hacía tiempo que no me sentía así…
-¿Cómo?-Preguntó.
-Vivo.-Respondí-.Bueno, me voy a fregar, que si me pongo sentimental nunca acabamos.
Se acercó, cogió la bandeja y se fue a la cocina.
-Ya puedes ponerte sentimental.
-¿Qué haces?-Le seguí.
Joon estaba fregando el plato y los vasos.
-Fregar, para que te puedas poner sentimental.
Sonreí y me apoyé en el marco de la puerta. Me quedé observándole. Él estaba serio y concentrado en que no se le resbalaran los vasos y se rompieran. Me acerqué y le abracé por detrás.
-Gracias, por todo…Aunque aún te quedan cosas por contarme, ¿no crees?
Agarró mis manos con las suyas y echó la cabeza hacia atrás, quedando al lado de la mía, respiró hondo y cerró los ojos. Apoyé la frente en su hombro y esperé, esperé a una respuesta, pero no hubo ninguna. ¿Por qué Joon no quería contarme acerca de Thunder? ¿Realmente pasó algo entre ellos dos? Me entraban ganas de llorar, pero debía mantenerme firme y demostrarle a Joon que había madurado.
-Estás tardando.-Intervino.
-¿Eh?
-En llorar.
-¿Quieres que llore? Ah, a lo mejor eso te hace sentirte más hombre, intentaré hacerlo.-Respondí molesto, pero no me aparté de su cuerpo.
-No lo decía en el mal sentido, pensé que insistirías o llorarías.
-Vaya…Menuda es la imagen que tienes de mí.
-No es eso.
-¿Me vas a responder a lo que te pregunté antes?
-No me preguntaste, me afirmaste.
Suspiré. Me acomodé y estreché mis brazos a su cintura. ¿Para qué abro la boca? Siempre fastidio los buenos momentos.
-Lo mismo es.-Murmuré.
-¿Sabes? Una vez alguien me dijo: “¿Para qué hablar…, pudiendo disfrutar del momento?”
Me reí. Empecé a tararear “I have a dream”, pero acabé cantándola en voz bajita. De vez en cuando Joon cantaba alguna frase como “I believe in angels” o la misma parte de “I have a dream, a fantasy” ¿Cómo podía saberse la canción si sólo había visto una vez la película? Bueno, a lo mejor se había descargado el CD. Me acerqué a su oído y seguí cantando la canción con una voz suave y dulce. Nos movíamos lentamente, como si estuviéramos bailando. Obligué a Joon a darse la vuelta, le miré directamente a los ojos.
-All I want is you, Joon~
-Eso no sale en la letra.
-Pero se puede improvisar, ¿no?-Sonreí.
-Sí… ¿Me dejas improvisar? –Preguntó.
Afirmé. Me cogió se las caderas y se acercó lentamente a mis labios.
-¿Qué quieres improvisar?-Le detuve.
-No te he dado el beso de buenos días…-Besó mis labios paulatinamente-¿Quieres seguir improvisando?
Junté su cabeza con la mía.
-Ahá.-Me separé durante unos segundos y tan solo unos centímetros de su boca, luego seguí con la labor.
Entrelacé mis dedos en su cabello y abrí tímidamente mi boca. Joon cogió mi rostro con su mano derecha y la otra la dejó en la cadera. Lentamente fue besándome con lengua. Me dejaba llevar por él, sabía que si fuese yo quien empezara acabaría igual que ayer: derrotado. Aun así quería que fuera él el que me dirigiera, el que se acercara, el que me besara, yo sólo quería ser la persona que le cogiera de la mano y despertase a su lado. Un poco pobre es mi deseo, pero es con lo que me conformo. Ya habíamos vivido demasiadas cosas juntos y nos conocemos lo suficientemente bien para saber qué es lo que quiere el otro, cuáles son sus deseos. Miré de reojo el reloj de la cocina, eran las 12:45 am, me separé lentamente de él y le frené.
-Es tarde, deberías vestirte ya si al final vamos al zoo.-Anuncié.
-Mmm… Tus deseos son órdenes para mí.-Se separó y se colocó mejor la mata que le tapaba de cintura para abajo.
-Andando.-Ordené.
-Dicho y hecho.-Se marchó a cambiarse.
Terminé de fregar lo que quedaba, lo sequé y lo coloqué en su lugar. Me senté en una de las sillas de metacrilato de la cocina que estaba cercana a una ventana. Cogí un libro y lo abrí por la página treinta y tres, allí tenía unas fotos de cuando Hello Baby nos escogió para ser padres, ¿qué será de la pequeña Lauren? Aquella niña me había cautivado. Sonreí, eran buenos tiempos en los que todo eran risas.
-¡Eh, esa es la pequeña Lauren! Y detrás sale Leo, hahahaha.-Rió-.Aquel niño me pegó.
Levanté la cabeza.
-Y tú le hiciste llorar.-Corté.
-Pero es que no puedes ir pegando a los mayores por la vida, al igual que no pegas a las niñas porque es de mala educación y son frágiles, no puedes pegar a un adulto; ambas situaciones son faltas de respeto.-Comentó ofendido.
-Pero al final os hicisteis amigos.-Sonreí.
-Y la princesita del hielo acabó por aceptar a G.O.
Me balanceé ligeramente con la silla.
-Me gustaría ver a estos niños de nuevo, ¿seguirían teniendo confianza con nosotros?-Pregunté.
-No lo sé, para eso tendrías que quedar con ellos.
Me levanté de la silla y dejé las fotos donde antes, cerré el libro y cogí la cartera.
-Entonces, ¿vamos al zoo?
-Pero yo invito a comer, si no estoy equivocado han abierto una nueva taquería.
-¿Comida mexicana? Piensas bien, querido Joon.-Le acaricié en la cabeza.
-Eh, no me trates como un perro.-Se quejó.
Miré las llaves del coche en la encimera.
-¿Conduces tú o conduzco yo?-Pregunté.
-Me apetece conducir.-Cogió las llaves y las guardó en el bolsillo.
-Pero no vayas muy rápido, que a veces te pasas y no quiero que nos multen.-Aconsejé.
-Tú solo escucha música de tu iPhone mientras yo te llevo al zoo, ¿vale?
Mascullé, no sería la primera vez que le multa la policía por exceso de velocidad.