[Joon]
-¡No!-Gritó-No, no, ahora no…
Me encontraba sobre Mir, ambos en el sofá. Mir se quejaba de que yo intentase algo ya que él “quería ver la película” (película que había visto cuarenta veces).
-¿Quieres dejar de moverte? Hicimos una promesa por la tarde.-Respondí.
-¡Calla! Que ahora es cuando Amanda Seyfried canta “Our Last Summer”.
-¿Quieres aprenderte de una vez los nombres de los personajes? Parece mentira que hayas visto tantas veces la película.
-¡Shh!-Me apartó la cara.
Me levanté y me senté en mi lugar.
-Avísame cuando quieras hacer algo divertido.-Crucé los brazos.
Le miré de reojo, seguía absorto en la película. Me fijé en que estaba tarareando la canción. Cogí un cojín y lo abracé, si Mir supiera cuánto me cuesta aceptar que me atraiga un hombre no me ignoraría tanto, yo me esfuerzo en hacerle ver que le quiero aunque me cueste y él… él simplemente huye de mí. Aplasté la cara contra el cojín y cerré fuertemente los ojos, la espera se hacía eterna y empezaba a desquiciarme. Volví a levantar la vista hacia Mir.
-¿Sabes? Podríamos ir a Grecia de vacaciones… Es un buen sitio.-Comentó sin prestarme atención.
-Lo consultaré con la almohada.-Me levanté y dejé el cojín en el asiento.
Mir me cogió de la mano.
-No te vayas…
-¿Para qué me voy a quedar? Esta película ya la vi una vez, y con una voy sobrado.
Se levantó y se abrazó a mi cintura.
-No voy a dejar que te vayas, prometimos algo esta tarde, ¿no?
Las manos de Mir empezaron a subir lentamente por debajo de mi camisa. Una placentera sensación se apoderó de mí.
-Vaya…No te creía capaz de empezar.
-¡Yo puedo!-Exclamó.
En verdad me hacía mucha gracia, es como un niño que intenta superar sus dificultades, ¿qué digo? Lo es. Solté una leve risa.
-Entonces sigue y demuestra que no eres la fémina en esta relación.
Una de sus manos se deslizó hasta mi cintura, parándose en la hebilla del cinturón.
-¿Te ayudo?-Pregunté entre risas.
Mir tosió y desabrochó el pantalón. Sus manos empezaban a temblar y costosamente bajó la cremallera de la bragueta. Me di la vuelta, quería verle la cara. Enseguida cogió mi rostro y me besó. Por ahora lo hacía bien. Me quité la camisa y le ayudé con la suya. Se acercó a mi cuello y lo mordió, saboreando cada centímetro de él.
-No lo haces mal, pero falta entusiasmo.-Critiqué-.Déjame ahora, es mi turno.-Le tiré contra el suelo.
-¡Pero es que no hace falta ser bruto para tener entusiasmo!
-Es que tú quieres algo bonito y yo lo quiero salvaje, ¿qué podemos hacer?
Mir se quedó pensativo, pero antes de que pudiera hablar yo ya estaba encima de él.
-¡Eh!-Exclamó.
Desabroché el botón rápidamente y mientras le besaba metí mi mano por dentro de sus pantalones.
-¡No me toques aún!-Exclamó molesto.
-Entonces tócame tú.
-¡Estoy harto!-Se apartó-¿Me vas a dejar terminar lo que empecé?
Me encogí de hombros, Mir me lanzó un cojín a la cara.
-¡Eh!-Me quejé.
Se abalanzó sobre mí.
-¿Quieres salvajismo? Vale.
Agarró mis muñecas y las sujetó fuertemente contra el parquet. Intenté deshacerme de Mir, pero no podía. Se acercó a mi boca y me besó con legua, nunca lo había hecho, es decir, él nunca lo había iniciado, siempre era yo el que abría su boca a la fuerza. Fue bajando de mi boca a mi cuello, a mi pecho, a mi vientre…
-Ngh…Ah-Gemí.
¿Yo gimiendo? Si alguien viera esto pensaría que es un programa de cámara oculta y estoy fingiendo, pero no…, no fingía. Mir me había arrancado el primer gemido.
-Vaya, parece que te gusta.-Intervino mientras me miraba desde arriba.
-¿Te sientes poderoso?-Pregunté exhausto.
-Mmm…Bastante.-Se mordió el labio inferior.
-¿Sabes? Creo que podríamos pasar de los preliminares.
-Oh no, aún no me molesta el pantalón.
-¿Te divierte tenerme domado?-Pregunté a la vez que intentaba incorporarme.
-Obviamente, es la primera vez que me siento así.-Sonrió.
-Oh, por favor, si esto sigue así voy a tener pesadillas.
-Entonces no me importará calentarte leche.-Mir levantó las cejas.
-Te pasas.-Le miré sofocado.
-No lo decía en el mal sentido.-Susurró en mi oído-.No sé por qué piensas tan mal…-Mordió el lóbulo de mi oreja derecha.
-Venga ya, no te pega ser el dominante.-Suspiré
Se sentó encima de mi pelvis. A él no sé, pero a mí si que me empezaba a molestar el pantalón, y creo que Mir ya lo había notado. Comenzó a moverse. No podía más. Me levanté bruscamente y le empujé contra el sofá.
-Lo siento Mir, ya no puedo seguir dejándome hacer, va en contra de mi naturaleza.
Mir se sonrojó a más no poder. Metí la mano derecha dentro de su pantalón y me dirigí como una fiera hambrienta hacia su cuello. Mir gimió fuertemente, se agarró a mí, me clavaba las uñas en la espalda. Mordí intensamente su yugular, haciéndole gritar de dolor
-¡Sé más delicado, por favor!
-¿Me lo dices con esa cara? Por favor, sólo me provocas más.-Lamí desde su clavícula hasta el borde de la mandíbula-.Tú sólo disfruta.
El ambiente se caldeó en unos segundos, Mir seguía aferrado a mí. Veía su cara de niño bueno, ruborizado, agotado... Cada vez me excitaba más. El cabello despeinado le daba un aire realmente sexy, y el rubor en sus mejillas me incitaba a hacerle más cosas "malas".
-Mmm...Veamos cuál es tu punto débil.-Murmuré.
Empecé a hacerle cosquillas.
-¡Ah!-Exclamó-¿Cómo se te ocurre hacerme cosquillas es un momento como este?-Preguntó.
-Es que sólo soy yo el que "da" y me aburro.
-Pues haberme dejado desde el principio.-Se quejó.
Me acerqué y respiré profundamente al lado de su cuello.
-Me gusta tu perfume.
-¿A qué viene eso?
-Ah, no sé, es que si no hablo me aburro más.
-¿Que te aburres?
-¿Sabes? Me gustaría probar algo.
-¿El qué?-Preguntó intrigado.
-Atarte a la cama.
-¿¡Qué!?-Mir intentó apartarse para huir y seguramente esconderse en alguna parte.
-Te amarraría con cuerda al cabecero y apretaría cada vez más para que a la vez que gimieras gritaras de dolor.-Dije a la vez que recorría su cuerpo con las yemas de mis dedos y acababa acariciando su mejilla.
-Estás enfermo.-Se puso de rodillas.
-Mir.-Me miró-¿Crees que he terminado?-Le agarré de los hombros y le volví a tumbar-.No te vas a escapar tan fácilmente.-Sonreí pícaramente.
-¡No es justo!-Exclamó-.Siempre lo mismo, ¿¡por qué no me dejas vivir en paz!?
Le tapé la cara con un cojín para ahogar sus gritos.
-Mir, mejor deja de gritar, llamarán a la policía.-Aconsejé.
-¿¡Fomo quieres que no deje de fritar si fú me estás dejando sin oxshígeno!?
De la risa se me fue la fuerza, así que terminé por soltar el cojín. Tenía la cara realmente roja y respiraba agitadamente.
-Eres un bruto.
-Me lo dices a menudo.
-¿Y si me hubieras matado?-Preguntó agotado.
-No te habría matado, te habrías desmayado y te habría hecho el “boca-boca”.
Me pegó con el cojín.
-Para nada pensé que nuestra primera vez sería tan desastrosa.-Me miró tristemente-.Me imaginaba algo bonito, dulce, suave…No esto.-Agarró la manta y se tapó con ella hasta la cintura-.Si no tienes más ganas de pelear podemos ir ya a dormir, tengo mucho sueño, y para hacer estas tonterías no estoy.
Sus palabras impregnaron mi corazón, ahora me sentía mal. Es verdad que esto parecía más un juego de niños en vez de “ese momento en el que los dos se hacen uno”. La luz del fuego de la chimenea bañaba a Mir, lo que añadía un toque de melancolía que me hería bastante. Me levanté, Mir me siguió con la mirada. Cogí incienso y lo encendí con uno de los viejos mecheros de Mir. Las luces estaban apagadas, el ambiente estaba aromatizado, la chimenea aportaba al clima de la habitación… ¿Música? Puse música de mi iPod, una música relajada y hermosa. ¿Qué más podía hacer por Mir? Volví a donde él estaba sentado, es decir, en frente de la chimenea. Me agaché y le abracé.
-Lo siento.-Susurré-¿Me perdonas?
Me miró cálidamente y correspondió cariñosamente a mi abrazo.
-Parece que todo hay que decírtelo, Joon.
-Sabes que no soy romántico, pero por ti si puedo serlo.-Le besé en la mejilla-.Además, no se me da este tipo de cosas, por no decir que nunca había tenido algo así con un hombre y…
-Te vas a empezar a liar, mejor no hables.-Besó débilmente mis labios.
Como si de un imán se tratase me atrajo hacia él, Mir quedó tumbado y yo recostado sobre él. Quizás si fuera cierto eso de que nunca me doy cuenta de las cosas y que no las disfruto, porque ahora que Mir me había abiertos los ojos sentía que esto no sólo era sexo, si no algo más, algo que va más allá de esas fronteras de lo carnal. Quisiera que así fueran todos los días de mi vida, contemplando su inofensivo rostro cada mañana y cada noche, quisiera cuidarle, quisiera vivir con él para siempre. ¿Por qué me estoy poniendo tan romántico?