[Mir]
Desperté en mitad de la madrugada al sentir que me caía de la cama. Me senté en el bordillo. Esta no era mi habitación. Bajé la mirada y me di cuenta de que agarraba una mano, me giré lentamente, ¿Dongwoon? Dormía plácidamente. Su cálida mano sujetaba la mía delicadamente, como si mi mano fuera una pieza de porcelana. Mi mirada bajó hasta mis pantalones, aquellos no eran los que llevaba cuando me había encontrado con Dongwoon..., Dios, que vergüenza, me había visto en un estado pésimo y degradante. Mas no parecía importarle mi comportamiento, dormía en la más absoluta tranquilidad y agarraba mi mano. ¿Se la habría cogido yo o me la habría dado él? Me volví a acostar, cara a cara. Era entretenido ver cómo dormía alguien. Dongwoon sonrió, ¿qué soñaría? Sonreí por acto reflejo. Cerré los ojos y respiré hondo.
Alguien me zarandeaba. Entreabrí los ojos.
-¡Vamos, despierta, vas a llegar tarde si no despiertas ya!-Exclamó Dongwoon.
Me incorporé.
-¿Qué hora es?-Pregunté bostezando.
-Las 8:00 am
-Aún falta una hora.-Terminé, luego me volví a tumbar y a tapar con la colcha.
-¡Eh, no seas así, es mi casa y te hago el favor de despertarte!-Exclamó ofendido.
-Quédate el próximo día en mi casa y te dejo hasta las 2:00 pm.
-No es cuestión de quedarme en tu casa para vaguear, ¡tienes partido!
-Me siento mal.-Murmuré.
-Te ves bien.
Me aferré a la manta como respuesta, nadie me levantaría de esa cama.
-¿No quieres levantarte por las buenas?-Preguntó-.Muy bien, tú lo has querido.
Dongwoon me arrancó la manta, cuando aún me quedaba un fisco me agarré con todas mis fuerzas, pero Dongwoon es más fuerte que yo y me arrastró junto con la manta.
-¡Ah!-Exclamé asustado.
Dongwoon abrió los ojos como platos. Caímos en el suelo, yo por haber salido volando y él por el susto, que se echó hacia atrás y tropezó con una camisa (Dongwoon tiene la manía de cuando se cambia tirar todo por el suelo, como un adolescente)
Me hice daño en el codo, de hecho se me levantó un poco de piel. Dongwoon luchaba contra la manta, que se empeñaba en no quitarse. Cuando consiguió librarse de la pesada manta vino gateando rápidamente hacia mí.
-¡Mir!-Exclamó-¿Estás bien?-Se arrodilló a mi lado.
Le miré.
-Me duele el codo.
Dongwoon sonrió y acercó sus manos a mis ojos para retirar las pequeñas lágrimas que se alojaban en ellos. Acercó mi codo a sus labios y besó la herida.
-Ya no te dolerá.
Entreabrí la boca, quería hablar, pero ninguna palabra era capaz de salir por ella. Su cortesía me confundía.
-¿Quieres desayunar algo?-Preguntó para romper el hielo.
Carraspeé.
-¿Eso ha sido un quiero té con pastas?
-¿Eh?
Dongwoon se rió.
-Es lo único que tengo, lo siento.
-Ah, era eso, no pasa nada.-Me empecé a levantar-.Eres un maldito bruto.
-Haberte levantado cuando te lo dije.
-No es excusa, ¿y si me llegas a lisiar?
Dongwoon me miró impresionado, luego empezó a reír descontroladamente.
-Eh, es la verdad.-Le miré inquisitivamente.
-Si te hubieras lesionado ahora estarías saltando de la alegría por no ir al partido.
Me callé, era cierto lo que decía. Refunfuñé.
-Bueno, dame el desayuno, ¿no? Es una falta de educación no dar de comer a los invitados.
-Ya está preparado, ve a la cocina y comerás.
-¿Eh, por qué lo dices tan a la ligera? Deberías decirme “Oh sí, que descortés por mi parte, acompáñame, te llevaré hasta la cocina”-Hinché los cachetes.
-¡Pero si te sabes el camino!-Exclamó-¿O es que no te acuerdas de las veces en las que te quedabas a dormir en mi casa y me robabas todo el kimchi?
Fruncí el entrecejo.
-No, no me acuerdo.-Hinché aún más lo cachetes.
Dongwoon se acercó y con las palmas de sus manos desinfló mis mejillas.
-Pareces un niño pequeño si pones esa cara.
Puse “morritos”
-No es verdad.
-Oh, eres realmente adorable.-Se acercó y besó mi mejilla mientras acariciaba mi cabello-.Anda, ve a comer o te vas a desfallecer.
Me peiné el pelo con las manos en señal de protesta mientras le fulminaba con la mirada.
-Deja de tratarme como si fuera un bebé.
-Eres mi niño.-Sonrió.
-Tsk, pues este niño te va a matar.-Dije antes de abalanzarme sobre sus hombros y subirme como un koala a su espalda.
-¡Mir, que pesas!-Exclamó.
-¿No soy un niño? Los oppas deben llevar a sus hijos a la espalda, como las mamás canguro.
-Pero resulta que yo no soy una mamá canguro.-Musitó mientras intentaba librarse de mí.
-Vas…Vas a hacerme llorar, oppa, ¡no me merezco este trato!-Imité un poco del llanto de un niño.
-¡Aaaaaah!-Gritó mientras nos caíamos al suelo.
Me separé violentamente.
-¿Estás bien?-Pregunté preocupado.
-Me he torcido el tobillo…-Su expresión denotaba dolor.
Me acerqué.
-Lo siento.-Dije culpablemente.
Dongwoon sonrió. Le miré atónito. Cogió mi muñeca, me tiró al suelo y se situó encima de mí.
-¡Eh, no vale!
-Sigues siendo tan inocente como siempre.
-¡Aparta!-Comencé a forcejear.
-Tu “oppa” dice que vayas a desayunar o de esta casa no sales en tu vida.
-¿Y? Me gusta tu cama.
-¿Te gusta mi cama?
-Podría vivir dentro de ella.
Se acercó a mi oído.
-¿Vivir en mi cama? ¿Sabes que eso implicaría que si estoy necesitado me desquite contigo?-Susurró a la vez que olía mi cuello-.Mmm, me gusta tu perfume…Bastante…Masculino.
Me puse nervioso y me sofoqué.
-¡Eres un pervertido, quita tus sucias zarpas de mí!-Grité mientras me intentaba escabullir.
-¿TE HAS PUESTO COLORADO?-Preguntó impresionado.
-¡NO!-Grité.
-¡LO HAS HECHO!-Empezó a reírse.
-¡QUE NO!-Grité una y otra vez.
Dongwoon me interrumpió al morderme en la zona de la clavícula.
-¡¿PERO QUÉ HACES?!-Grité.
-Es que no parabas de moverte y gritar.-Se disculpó mientras le salía una media sonrisa.
-¿Y esas son maneras?-Me enfadé.
-Contigo ha funcionado.-Guiñó un ojo-.Además, no podía soltarte las manos, podrías haber huido cual gata en celo.
-¿Eh? ¡PERO SI TÚ ERES EL QUE PARECE LA GATA EN CELO! Además, el dicho es “Podrías haber huido cual gato asustado”
-¿No sabías que yo los adapto a mi lenguaje?
-¿Entonces he de estudiar traducción e interpretación?-Bromeé.
-Calla, gatita.
-¡¿Pero por qué gata?!
-Porque eres muy linda.-Sonrió.
-Bicho raro.
-Y orgulloso. Entonces, gatita mía, ¿vas a dejarme aparear contigo?.-Se lamió el labio superior.
-Deja de bromear, eres un pesado.-Hinché los cachetes.
-Vuelves a hinchar las mejillas.-Indicó-.Ale, ve a desayunar, que el tiempo es oro.-Se levantó y yo me incorporé.
-Te odio.
-Eso mismo me dijiste hace tres años y cuando me ves sigues corriendo a mis brazos.
-Calla, guarra.
-Si yo soy una “guarra” tú eres una “gatita”
-Por encima de mi cadáver.
Dongwoon se descojonó.
-Espero que sepas que bromeaba.
Sonreí de forma insoportable.
-Espero que sepas que tú no te vas al otro barrio sin que algún día yo te dé una paliza.
Pasó su brazo derecho sobre mis hombros y me abrazó.
-Esto vuelve a ser como en los viejos tiempos.
Sonreí. Eso era cierto, Dongwoon siempre hacía bromas que parecían de verdad y eso a veces me hacía cabrear, pero luego siempre me sacaba una sonrisa.
Después de desayunar Dongwoon me llevó a casa en su coche.
-¿Estarán en casa?-Preguntó
Me encogí de hombros.
La puerta se abrió. Era Seungho.
-Las nueve en punto…Dongwoon, eres un crack.
-Ah, pero eso siempre.-Sonrió.
-¿Te apetece pasar?-Preguntó.
-No estaría mal, así les saludo y charlamos un rato.
Entramos y en el hall nos descalzamos. Entré a la sala común. Allí estaban, bebiendo cerveza.
-¿Las nueve de la mañana y ya corre el alcohol?-Preguntó Dongwoon-.Espero una respuesta…-Dijo al ver que nadie contestaba.
-¡Ah, pensé que era una pregunta retórica!-Rió Thunder.
Resoplé.
-Voy a ir preparándome, tengo que ducharme.
Me fui mientras los demás reían sin parar, al parecer la visita de Dongwoon les había sentado bien.
Entré al baño y me desvestí. Tenía que devolverle el pijama a Dongwoon. Me miré en el espejo, el muy capullo me había dejado la marca de la mordida en el pecho, ahora parecería que habíamos tenido sexo salvaje…Bueno, no, no tenemos ningún chupetón, espero que los chicos me crean cuando les diga lo ocurrido…Aunque es muy raro lo que pasó. Abrí el grifo del agua caliente y esperé a que saliera el agua templada. Me metí en la ducha. El agua me relajaba por completo, si tuviera que decir cual es mi momento favorito del día diría que la hora de la ducha, aunque también la de comer….Y la de dormir. Sonreí. La puerta se entreabrió.
-Mir, tienes cuarenta y cinco minutos.-Era la voz de Joon.
Carraspeé.
-Entendido.