[Joon]
Ya eran dos actuaciones sin Mir a nuestro lado, la prensa nos hacía miles de preguntas sobre él, sobre su ingreso, incluso me llegaron a preguntar si era por sobredosis ya que últimamente se le había visto “con malas compañías”. No entiendo cómo podía aguantar todo eso, quizás fuera porque después de cada actuación pasaba por el hospital. Los médicos ya ni me preguntaban si me iba a quedar hasta tarde, normalmente dormía en la habitación con Mir. Cada día hay nuevas noticias, pero todas son malas, el médico le echaba cuatro meses de vida a Mir. Me dijo que aprovechara ese tiempo a su lado, y que aun si viera a Mir despertar no me hiciera ilusiones. No lo creo, Mir va a salir de esta, en cuestión de tiempo estará de nuevo en casa, levantándose cada mañana con una sonrisa y quejándose por las tardes en las que no puede grabar el dorama de la primera cadena de televisión. Sé que podré seguir riéndome de lo patoso que es, sé que podré seguir haciendo el tonto a su lado. Aún nos quedan muchas cosas por vivir, ¿lo sabes, Mir? Cada semana le llevo nuevas flores para que su habitación permanezca perfumada y cada mañana le cuento algo nuevo. Si he de pelear a mano limpia con la muerte, LO HARÉ. Ella no es quién para arrancarte de mi lado. Además, tú eres un chico fuerte, sé que esto lo superarás… Aunque, ¿cuánto más debo esperar? Mir, te empiezas a hacer de rogar.
El público gritaba, nos aclamaba. Las luces bailaban sobre el escenario, el humo empezaba a salir y la música a sonar. Pero aun estando en aquel recinto lleno de fans me sentía la persona más sola del mundo, una persona que estaba siendo puesta a prueba con una muerte rozando la piel de la persona a la que amaba. No me podía concentrar, menos mal que este era el último concierto de la temporada. El manager no me preguntaba por mis ligeros despistes en algunos bailes, era más que obvio. Terminó el concierto y salí corriendo por la puerta trasera, evitando a las miles de A+ que estaban allí. Miré el reloj, estaba muy lejos y no tenía a nadie para que me llevara al hospital.
-¿Te llevo a alguna parte?
Me giré, ¿Dongwoon? Afirmé con la cabeza, él abrió la puerta desde dentro y subí.
-Gracias.-Dije mirándole dócilmente.
-Venga ya, ¿crees que iba a permitir que fueras corriendo al hospital? Esto no es una maratón.-Rió entre dientes.
Reí. Me puse el cinturón de seguridad.
-Te lo agradezco mucho.
Dongwoon sonrió.
-Creo que eres el adecuado-Hizo una pausa-para Mir, me refiero. No has abandonado ninguna esperanza, algo que yo ya he hecho desgraciadamente. Tienes fe en su recuperación.
-¿Qué iba a hacer si no? No voy a quedarme en casa lloriqueando, no es lo correcto. Si el médico tiene razón, prefiero aprovechar el tiempo a su lado, cogiendo su mano día y noche.
Dongwoon arrancó.
-Y sois la clase de persona que más detesto.-Dijo con una media sonrisa.
Le miré confundido.
-¿Qué?
-Los que nunca se han dicho nada y lo dejan todo para el último momento, deberíais aprender algo de los doramas. Algunos enseñan a no perder el tiempo con batallitas.
Sonreí.
-Es Mir quien ve los doramas.
-Pues deberías de empezar a ver alguno, son bastante entretenidos, a mí me gustó mucho Boys Over Flowers.
-Entonces me la apunto.-Sonreí.
Dongwoon bajó mi ventana para que me diera un poco el aire hasta que llegáramos al hospital.
-Joon, mañana vengo por aquí, hoy prefiero dejarte a solas con él.
Cerré la puerta al bajarme.
-De acuerdo.
-Cualquier novedad avísame, por favor.
Asentí.
-No lo dudes.
Caminé hacia la puerta de entrada, nada más pasar por ella una enfermera bastante joven me cogió del brazo.
-¿Qué pasa?-Pregunté molesto.
-¡Ha abierto los ojos!-Exclamó.
Mi corazón dio un vuelco, ¿había despertado?
Me deshice de la enfermera y subí corriendo por las escaleras –el ascensor estaba lleno— y busqué con la mirada la habitación de Mir entre todas las que habían en el pasillo…Había llegado, la puerta estaba entreabierta, ¿estaría esperándome? Entré lentamente. Mis ojos no podían creer lo que veía. ¿Mir estaba despierto? Me miró y sonrió.
-¿Sabes Joon? He tenido una pesadilla, en la que podía ver y escuchar todo lo que ocurría en esta habitación, tú…
Fui corriendo hacia la camilla ignorando lo que Mir decía, le abracé. Respiré hondo, quería hablar pero la emoción podía conmigo. ¿Esto era un sueño?
-Te he echado mucho de menos.-Susurré.
Mir rodeó mi cuerpo con sus brazos.
-Lo sé.
-No sabes cuánto he ansiado este momento.-Unas lágrimas nerviosas empezaban a florecer.
-No llores, ya te he visto hacerlo suficiente y me partes el corazón si empiezas de nuevo.
Le miré, no le comprendía, pero ¿qué más da? él está despierto, entre mis brazos.
-Mir, siempre he querido decirte algo, pero no he encontrado el momento, he sido un completo imbécil y no me merezco estar a tu lado, pero quiero que sepas que no he parado de pensar en ti y que cada mañana he venido a visitarte y que siempre he venido con una sonrisa esperando encontrarte despierto en la cama y que mi única razón para levantarme cada mañana eres tú y que...
-No hables tan atropelladamente, a penas te entiendo.-Dijo.
-Yo...-Me estaban entrando ganas de llorar- Yo, Mir, yo te...
-...Te quiero.-Zanjó.
Mi corazón dio el segundo vuelco en la noche. ¿Qué acababa de decir?
-"Te quiero, "sé que eres un chico fuerte", "no voy a permitir que me abandones así"
Parpadeé.
-¿Cómo?
-Ya te he dicho que he tenido un sueño, y en ese sueño veía y oía todo lo que ocurría en esta habitación.
-¿Qué más has oído?-Pregunté a la vez que tocaba su rostro intentado saber si esto era real.
Se acercó más a mí.
-Un "te quiero" mientras tus labios rozaban los míos.
Sonrojé y me aparté.
-¿Qué? Yo nunca he dicho ni he hecho eso, no sé de dónde te lo habrás sacado, embustero.
-¿Y por qué te sonrojas?-Rió fuertemente.
-Veo que ya estás de buen humor.
Me giré, era la enfermera, ¿habrá escuchado algo?
-Si me permites-me indicó con la mano, así que me aparté.-Bien señorito, ¿qué tal está? Ahora le voy a dar una pastillita para el dolor de cabeza.
-No me duele.-Dijo intentando apartar la mano de la enfermera.
-Usted es el paciente y yo la enfermera, ¿quién gana?-Se rió.
Mir tomó la pastilla a regañadientes.
-Si me permites, esto es violar mi intimidad, usted no sabe de qué se estaba hablando en esta habitación.
-Ah sí, de unicornios y ninfas, Mir, tu salud es tu salud.-Se quejó mientras levantaba una ceja y cerraba la puerta.
-Será metomentodo.-Se quejó. Luego hinchó los cachetes.
Me reí.
-Veo que sigues siendo el mismo de siempre.
-Y tú también, negando tus actos.
-¡Que yo no niego nada!
-¡Ha!-Exclamó mientras se incorporaba más y me señalaba-¡Lo aceptas entonces!
-¡Que no!-Exclamé.
-Ah, bueno, entonces si es así, vete.
¿Eh? Me acerqué.
-¿Y ese cambio repentino?
Se acostó y se tapó con la manta hasta la cabeza.
-Déjame en paz.
-Venga Mir no hagas el tonto.
Le quité la sábana.
-Déjame.
Me acerqué, Mir se dio la vuelta, me cogió de los hombros y me tiró sobre él. Se empezó a reír.
-¿Qué haces?
-¿No lo ves? Evitar que te vayas.
-No me iba a ir.
-De mi lado sí.-Me besó en la punta de la nariz.
-Idiota.-Insulté mientras me acomodaba en la cama y apoyaba mi cabeza sobre su pecho.
-Pero soy un idiota que te tiene eclipsado.
-Creído.
-Si, lo sé, creo que te quiero y que tú me quieres.
Gruñí.
-Tengo que llamar a G.O y a los demás, también tengo que pasar por casa, ¿no puedes esperar?
-No, quiero que duermas esta noche a mi lado.
-Eres muy exigente.
-Lo sé.
-¿Y? ¿Algo más que decir?
-Buenas noches.-Apagó la luz.
-Esta te la guardo.
-Vale.
-¿Quieres dejar de responder así? Con la luz pagada me es incómodo.
Me besó en la frente.
-Buenas noches, ah, y como se te ocurra marcharte ni te cuento lo que te pasa.
-¿Eh?
-No sé, estamos en un hospital, podría torturarte con jeringas.
-No seas tan idiota.
-Pues limítate a permanecer entre mis brazos.
Cerré los ojos a regañadientes esperando dormirme, aunque me costó más de lo que había pensado..., quizás por la imagen de Mir torturándome en el quirófano.