Hola lector.

Le invito a leer, pero espero que usted sepa que este blog es de fan fics y que algunos pueden ser de contenido homosexual, si no le gusta no lo lea. Gracias.

jueves, 15 de marzo de 2012

Spring is here (1)





 [Dongwoon]




El móvil me sonó por segunda vez, así que fui a ver quién llamaba. Llamé al número que salía en pantalla. Era Mir. Su voz sonaba temblorosa, me pedía que fuera al estadio a recogerle. Me quedé extrañado, pero accedí. Me vestí, cogí las llaves del coche y bajé al garaje.
En quince minutos llegué a la parada de autobús donde me esperaba Mir. Abrió el maletero y dejó la bolsa deportiva, luego abrió la puerta del copiloto y se sentó. Le miré.

-¿Qué te ha pasado en la cara?-Pregunté.
-Thunder.
Por el tono de su voz me resistí a seguir sonsacando.  Arranqué el coche y le llevé a mi casa. Durante todo el trayecto Mir no habló, tenía la ventanilla bajada para que le diera el viento en el rostro y sólo miraba hacia la carretera. Entramos en el garaje.
-Cuando subamos déjame curarte las heridas.-Comenté.
Mir no respondió.
-¿Quieres quedarte esta noche?-Pregunté.
Esta vez me miró, después de un rato afirmó con la cabeza. Aparqué, salí del coche y le abrí la puerta. Cogí la bolsa del maletero y me la cargué al hombro. Subimos al apartamento. Dejé la bolsa en el sofá y cogí el botiquín del baño.
-Siéntate en ese sillón.-Señalé.
Mir se sentó y esperó a que me acercara. Levanté su rostro y comencé a curarle las heridas. Me resultó extraño que no se quejara del escozor del alcohol. Dejé el algodón y el alcohol sobre la mesa y cogí un cacho de esparadrapo, que coloqué en su pómulo.  Me giré para marcharme a la cocina y prepararle algo de té, pero Mir me retuvo. Se levantó y me abrazó por detrás.
-No me dejes solo…-Tartamudeó.
Era un chico indefenso, al que le habían hecho daño tanto físico como sentimental, una persona desesperada que busca el cariño y el calor en un frío mes. Me di la vuelta y le abracé.
-Puedes desahogarte.-Susurré.
Mir se aferró a mi jersey. Estaba llorando. ¿Qué más podía hacer?  Me quedé tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta de lo que intentaba hacer Mir.
-¿Qué haces?-Pregunté.
Mir metía sus manos por debajo de mi ropa.
-Calla…-Murmuró.
¿Tan desesperado estaba que no le importaba estar con otro? ¿Qué le ocurría? Este no era el Mir que yo conocía. Pero… algo en mí quería que siguiera, me estaría aprovechando de su desgracia, pero esto era algo que siempre había deseado. Me quité el jersey y la camiseta, agarré la cintura de Mir y le traje hacia mí. Me dirigí hacia su cuello. Esto estaba mal, pero ya no me importaba. Besé su cuello y lo lamí, saboreando cada centímetro de él.
-¿Estás seguro?-Pregunté.
Mir me respondió besando mis labios. Yo ya no era culpable, no debía sentirme mal, él ha aceptado rotundamente con ese beso. Cogió mis manos y se acercó lentamente  a mi oído. “Llévame a tu habitación” susurró. Pasaron unos segundos hasta que reaccioné .Le llevé a mi habitación, le empujé contra la pared  y busqué sus labios en las oscuridad. El tacto era suave, dulce, pero a la vez desesperado. Me quité la camisa y después se la quité a él, no podía ver su rostro, pero juraría que está ruborizado a más no poder. Cogí a Mir de la cadera y lo llevé hacia mí, de vez en cuando juntaba su pelvis con la mía, lo que me producía una sensación muy grata, esto parecía un sueño. Se acercó a  mi boca y la besó, nuestras lenguas se peleaban furiosamente mientras que nuestros labios se pellizcaban, sus húmedos besos me ponían a mil.
-Dongwoon…Me siento raro…Estoy demasiado excitado…-Susurró tímidamente.
Sus palabras hicieron que una sensación de calor se apoderase de mi cuerpo y no respondiera, cogí a Mir y lo tiré sobre la cama, soltó un grito a causa de la impresión, luego se colocó de rodillas y yo me coloqué encima de sus piernas. Se echó hacia delante, tumbándose encima de mí y enredó sus dedos en mi cabello. Sabía que no me deseaba, sabía que su corazón no me pertenecería nunca, pero fueron mis instintos los que me llevaron a seguir con esto. Me sentía culpable, pero yo no lo había iniciado.

Mir había caído dormido al rato, dormía pacíficamente como si fuera un ángel… ¿Qué digo? Mir es un ángel. Se agarró a mi brazo y se acercó más, susurró algo que por lo que entendí era el nombre de Lee Joon, aquello acabó por destrozar los pedazos que aún conservaba de mi corazón… Me levanté y me dirigí al baño, donde me miré al espejo mientras reflexionaba sobre lo que habíamos consumado, aquello “prohibido”, lo que seguramente nos llevara a la perdición. El nombre de Lee Joon resonó en mi cabeza, martillando cada centímetro de ella, martirizándome, como si quisiera que me arrepintiera más aún. Empecé a llorar, aquello era raro en mí, una sensación apenas conocida, esta noche empecé a sentirla: remordimiento. Me apoyé en la fría pared de baldosas azules y me dejé deslizar hasta llegar al suelo y acabar sentado, agarré mis piernas fuertemente con el brazo izquierdo mientras me tapaba la cara con la mano derecha, me era imposible controlar aquellas amargas lágrimas que dejaban marcas saladas sobre mis mejillas. Me sentía sucio, un pecador, un terrorista. Atenté contra los sentimientos de Mir al ceder a sus caprichos. Intenté comprimir mi angustia, pero su rostro me venía a la mente, como si se tratase del humo de un cigarro, aparecía, pero al rato se disipaba. ¿Cómo lo pude permitir? ¿Cómo pude caer tan bajo fácilmente?